mujer. El estado civil de una mujer casada la resguarda como los muros de una casa. Ya no es vulnerable ni presa fácil para los abusadores. Tiene un marido, un hombre que ha prometido cuidarla y protegerla, y que está allí para evitar que sufra más. Dios hace esto con Jerusalén. “…te bañé, te limpié la sangre y te perfumé”23. Hace, precisamente, lo que sus padres no hicieron por ella cuando nació. Dios hace por nosotras, lo que nadie más haría. ¿Qué nos ha faltado en la vida? Tal vez hemos sido la
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